Transformar conocimiento para mitigar el desempleo

martes, agosto 25, 2020

Por Edwin Campos, asociado de Godoy Córdoba, para Asuntos Legales del Diario La República.

Según el último reporte del Dane, la tasa de desocupación en Colombia para el 30 de julio de 2020 alcanzó 19,4%, uno de los más altos de la región, cifra que refleja en buena medida el efecto de la pandemia; por su parte, el observatorio de la OIT prevé que en América Latina se tendrá 7,8% más de desempleo que el existente antes de la crisis, cifra que nos hace presumir que la recuperación no va a ser tan rápida.

La reactivación gradual de diferentes sectores de la economía y la posibilidad de iniciar la vacunación de la población entre finales e inicios del próximo año seguramente favorecerán la reducción de la tasa de desempleo, no obstante, la gran incertidumbre reside en qué tanto porcentaje o cuál será la calidad de esos empleos “recuperados”, pues habrá actividades y negocios que contaban con amplias perspectivas de desarrollo antes de la pandemia y que posiblemente no se recuperarán en condiciones iguales o mejores a las que antes tenían, llevando consigo que la mano de obra calificada en ciertos oficios quede a la deriva por la falta de competencias, por desplazamiento tecnológico, cambios en el mercado y costumbres de consumo.

Por otro lado, según un estudio de la Cepal publicado en 2019 sobre el empleo y el cambio tecnológico, los ocupados de nivel educativo intermedio y básico tienen niveles de riesgo de sustitución tecnológica cercana a 57%, lo cual conlleva que esta mano de obra deba reinsertarse en empleos de peor calidad, perspectiva que se aceleró por la pandemia.

A pesar de que el Estado ha venido tomando medidas de corto plazo para evitar el crecimiento del desempleo, generando algunos subsidios para las empresas, u otras medidas económicas para aumentar el consumo, esto no necesariamente se traduce en generación de nuevas oportunidades de trabajo de manera sostenible, pues para tal fin, se requiere de un plan de transformación del conocimiento de la mano de obra direccionado a las nuevas necesidades de negocio, de consumo y de sostenibilidad ambiental.

Tomando como referente a modelos exitosos en materia de empleabilidad como Corea del Sur, Japón o Singapur en Asia, o Alemania en Europa, observamos que parte de su éxito consistió en orientar el conocimiento de sus ciudadanos hacia oficios, profesiones y actividades empresariales en las que tenían mayor potencial.

Así las cosas, en Colombia es preponderante que dentro de la subcomisión de formación de la mano obra de la Misión de Empleo tan anunciada por el Gobierno y liderada por el Ministerio del Trabajo, pueda trazarse una estrategia que adicional a los gremios empresariales y las centrales obreras, vincule al Ministerio de Educación Nacional, las universidades, las instituciones de formación técnica o tecnológica y el Sena, teniendo como fin, la identificación de nuestro norte en materia de reconversión de la mano de obra a corto, mediano y largo plazo; los roles que debe jugar cada una de las partes involucradas, y las acciones concretas para su implementación.

El resultado, por supuesto, debe traducirse en un cambio del modelo educativo, flexible, orientado a transformar el conocimiento y articulado con las políticas para mitigar el desempleo, así como una reforma laboral integral pensada para generar empleo digno, crecimiento económico de los trabajadores desde modelos de productividad eficiente e incentivar la creación de empresa.

Para finalizar, traigo a colación algunas palabras de Einstein sobre la crisis: “No pretendamos que las cosas cambien, si siempre hacemos lo mismo. La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países, porque la crisis trae progresos”. Esta es la oportunidad de oro para pensar lo impensable y hacer que las cosas mejoren.


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