«Cuando estás bien contigo mismo, naturalmente las cosas a tu alredor se empiezan a alinear»
En esta edición de Estrategas, Juliana Benrey, global account mánager de nuestra unidad de Cuentas Globales, nos cuenta acerca de lo valioso que es promover espacios que generen un equilibrio entre la vida personal y laboral, así como la importancia de incorporar hábitos adecuados en nuestra rutina que, a partir de una alimentación balanceada, actividad física y bienestar emocional, nos permitan mantener un estilo de vida saludable.
¿Para ti qué significa llevar un estilo de vida saludable?
Para mí, llevar un estilo de vida saludable es tener balance entre mi vida laboral y personal. Darle un espacio a todas las cosas que me gustan, que me hacen feliz y me hacen sentir bien física, mental y espiritualmente.
¿Por qué tu interés en formarte en ese tema, desde una perspectiva física, de alimentación y espiritual?
Mi interés por estudiar y profundizar en este estilo de vida surgió a raíz de un cambio y una transformación muy personal que tuve. Hubo un momento de mi vida en el que yo estaba en un desequilibrio, estaba pasando por un mal momento y no me sentía bien mental, emocional, ni físicamente.
Sentí que necesitaba un cambio radical y en ese momento me refugié en el ejercicio, encontré un deporte que me gustó mucho y me motivó a empezar a practicar ejercicio de manera constante.
Además, inicié un proceso de cambio de hábitos alimenticios y eso me transformó la vida, empecé a notar cambios físicos, en mi estado de ánimo e incluso en mi actitud frente a la vida. Entonces, cuando empecé a notar esos cambios tan drásticos en mí, me di cuenta de que los podía y debía mantener.
Fue en ese momento cuando pensé que me gustaría ayudar a las personas a encontrar ese estado de felicidad y de bienestar en el que yo me encontraba. Eso fue lo que más me motivó a estudiarlo, a adquirir conocimientos y herramientas que me permitieran mejorar mi calidad de vida, pero también que me permitieran ayudar a otras personas a alcanzar ese estado de bienestar.
En qué momento dices: necesito un cambio en mis hábitos y ¿qué fue particularmente lo más retador en esa transición?
Luego de terminar una relación amorosa, un proceso que fue muy doloroso para mí, no me estaba sintiendo bien conmigo misma, ni física, ni espiritualmente.
En aquel momento tenía sobre peso y no me encontraba en el estado de vitalidad en el que deseaba estar. De pronto, en mi vida nunca había experimentado cuál era ese estado de vitalidad que realmente quería, pero por lo menos sabía que no me quería sentir como me estaba sintiendo en ese momento. La verdad, eso fue lo que me llevó a buscar un cambio en medio de esa intranquilidad que sentía.
Cuando empecé el proceso, lo más retador tal vez fue cambiar mis hábitos, porque cuando tú llevas 25-30 años haciendo las cosas de una manera, cuesta mucho adaptarse a la dinámica de nuevas costumbres, pero sobre todo mantenerlas.
Además, lograr que esa transición no se sienta como si fuera algo que cuesta mucho, porque normalmente el cambio de hábitos en cuanto a ejercicio y alimentación nos reta un montón y cuando estamos en una dieta nos sentimos muy restringidos y es difícil hacer ese cambio, porque venimos acostumbrados a otra cosa.
Sin duda, lo que más me costó fue cambiar esas prácticas que tenía y empezar a incorporar nuevos hábitos saludables en mi rutina.
¿Cómo crees que lograr una buena armonía alrededor de estos ejes (espiritual, físico, alimentación), repercute positivamente en otros aspectos de tu vida personal y profesional?
Estoy convencida de que cuando tu estas bien contigo mismo, naturalmente las cosas a tu alrededor se empiezan a alinear con esa visión. ¡Lo primero que debes hacer es llenar tu vaso para poder llenar el vaso de los demás!
Si tú te sientes bien contigo mismo, si te das los espacios que necesitas, si tienes ese auto cuidado y te das el tiempo para ti y las cosas que tú quieres o que te motivan, naturalmente las cosas a tu alrededor se van a alinear con esa visión y con esa energía con la que estás viviendo.
Entonces, personalmente y sin proponérmelo, cuando yo empecé a cambiar mis hábitos, a cambiar incluso mi forma de pensar -porque debo reconocer que mi transformación fue mucho más allá del deporte y la alimentación- empecé a incorporar a mi vida hábitos como la meditación, la lectura y la escritura.
Sin duda, darme todos esos espacios de reflexión, de silencio interior y autorreconocimiento, contribuyó a que fuera menos reactiva y empezara a tener una claridad sobre las cosas que eran importantes para mí. A tal punto que mis relaciones familiares empezaron a mejorar, mis relaciones laborales empezaron a funcionar mucho mejor e incluso me empecé a desempeñar de una manera distinta y muy positiva en el aspecto profesional.
Esas fueron cosas que empezaron a llegar de forma natural en ese proceso interno que inicié y del cual aprendí que si tú estás bien contigo mismo vas a estar bien en todos los ámbitos de tu vida.
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