La necesaria y urgente reforma laboral

Por el Dr. Carlos Hernán Godoy, para la Revista Semana.

Hay la necesidad de un régimen laboral que acoja a la inmensa población de informales, para los que la ley no existe.

Llevamos mucho tiempo anhelando que la legislación laboral de nuestro país se actualice. Qué bueno el escenario que nos brinda la Revista Semana para retomar algunos de nuestros planteamientos al respecto. Con envidia observamos que otros países (Chile, por ejemplo) que, al parecer toman más en serio este tipo de retos, ya no hablan solamente de la reforma laboral sino de la “Agenda de modernización laboral”. A continuación, algunos aportes para ese compromiso que tenemos como país.

NECESIDAD:

Son muchos los aspectos de las relaciones laborales en los que las normas vigentes del Código resultan obsoletas, porque fueron expedidas cuando la actividad económica y empresarial tenía características muy básicas. Mencionaremos algunas: el régimen de jornadas a duras penas sirve para el trabajo en oficinas tradicionales, e industrias con modelos muy elementales. Pero, está lejos de reconocer que, hoy en día, hay modelos de trabajo mucho más eficientes para la productividad, más convenientes para el trabajador en relación con el balance vida-trabajo y mucho más flexibles como ocurre en el mundo entero.

Nuestras leyes vigentes no reconocen las particularidades de ciertos sectores productivos (por ejemplo el campo) ni tampoco los diferentes niveles de capacidad económica que tienen los empresarios según su tamaño (micro, pequeñas, medianas y grandes empresas), obligando a todas por igual, con lo cual terminan teniendo las mismas obligaciones la panadería de barrio y la multinacional de productos derivados del trigo.

En nuestro país hubo salario mínimo rural diferente del salario mínimo urbano, jornadas especiales para ciertos sectores, salario mínimo diferencial para las grandes ciudades y para las pequeñas. Con un equivocado igualitarismo todo eso se eliminó y actualmente no importan las particularidades de cada esfuerzo y tamaño empresarial, porque todos los empresarios tienen las mismas obligaciones.

Lo anterior es, en buena medida, causa del crecimiento desbordado de la informalidad laboral. Pero, además, no se han regulado las nuevas formas de trabajo que están llamadas a ser fuente de empleo del nuevo mundo económico. De manera que el trabajo, que se da a la sombra de las plataformas digitales, carece de regulación; lo cual se presta a discusiones y ambigüedades, que en lugar de ayudar a formalizarlo, terminan convirtiéndose en espacios para que los jueces legislen en detrimento de estas nuevas posibilidades para trabajadores y empresarios. 

URGENCIA:

La gravedad de la situación socioeconómica, generada por las medidas gubernamentales para hacer frente a la emergencia sanitaria, ha puesto de manifiesto que, o nuestro país actualiza sus normas y su estructura laboral (Agenda de modernización laboral), o su economía va a colapsar. Baste con observar las cifras de pérdida de empleo, que son más de 5 millones y el agravamiento de la crisis social, por cuenta de los millones de trabajadores informales sin opciones para sobrevivir. 

El Ministro de Trabajo, pasados casi 3 meses de haber comenzado esta crisis, finalmente anunció que el gobierno va a impulsar la reforma laboral, para lo cual habrá un primer paso, a través de una llamada “misión de empleo”, que deberá entregar los insumos necesarios a la mesa de concertación laboral y de allí deberá surgir el proyecto de ley, a presentarse al Congreso de la República ¡Enhorabuena, Señor Ministro! 

Ojalá lo recientemente vivido comprometa a los colombianos a que participen en este proceso, para plantear con urgencia soluciones adecuadas, para hacer frente a esta crisis laboral.


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