Teletrabajo en América Latina: la respuesta laboral a una necesidad inmediata

Teletrabajo en América Latina: la respuesta laboral a una necesidad inmediata

Por Juliana Benrey y Jorge González, Global Account Managers de Godoy Córdoba

El 2020 fue un año atípico en el que se presentaron retos que parecían impensables respecto a la gestión del talento humano en las empresas a nivel global. La movilidad en varios países se vio limitada con el propósito de que el Covid-19 fuera menos letal de lo que inevitablemente llegaría a ser. Con esto, los empleadores se vieron obligados a implementar estrategias para seguir produciendo a un ritmo al menos similar al que se venía trabajando y así evitar afectar los ingresos que les permitían seguir operando y continuar pagando los salarios de todos sus trabajadores, todo esto sumado a que al mismo tiempo debían proteger la vida de estos, al limitar lo más posible la exposición al virus.


Es así como de la mano con las tecnologías de la información y el gran compromiso por parte de los empleadores por mantener la salud de sus trabajadores en óptimas condiciones y el aparato productivo en marcha, se pudo implementar una alternativa que antes era la excepción en el día a día de las empresas: el teletrabajo.


Considerando que la pandemia aún sigue cobrando vidas -más allá de que ha aumentado el índice de vacunación y se ha disminuido el número de contagios- y que los empleadores se han dado cuenta de que el teletrabajo es una alternativa interesante para, por ahora, cuidar la salud de sus trabajadores y más adelante para ahorrar costos, es importante dar una mirada general al manejo que se le da en varios países de Latinoamérica a esta modalidad de trabajo y los requisitos mínimos que exige cada uno de ellos para implementarlo.


Debemos aclarar de manera preliminar que, en algunos países existen figuras distintas al teletrabajo aplicables a la coyuntura actual y que pueden ser más beneficiosas para los intereses económicos de los empleadores; sin embargo, consideramos que el teletrabajo no solo es una figura jurídica que tomó mucha fuerza en el último año, sino que desde hace tiempo ha sido un fenómeno -el primero de varios- que le ha permitido a los trabajadores prestar sus servicios desde cualquier lugar fuera de las instalaciones de su empleador.


De esta manera, este artículo podrá ser de utilidad para que las empresas que tengan presencia en uno o varios de estos países puedan darse una idea de las posibilidades que existen y lo qué se requiere para implementarlas de forma legal. Este análisis, es una recopilación de la información y aprendizajes que en el último año y medio hemos tenido a partir de la experiencia de nuestros clientes y que gracias al apoyo y aporte de nuestros aliados en la región hemos reunido para aquellas empresas que requieran estructurar este tipo de modelos en sus esquemas de trabajo.


Del estudio realizado, identificamos una primera conclusión y es que en Latinoamérica antes de 2020 eran muy pocos los países que contemplaban la figura del teletrabajo como un esquema de trabajo a disposición de empleadores y trabajadores para facilitar el desarrollo de las relaciones laborales, siendo predominante el uso de esquemas tradicionales de trabajo.


Por otro lado, la segunda conclusión es que de manera generalizada las autoridades laborales de los países quieren tener al menos un control y monitoreo de la utilización de la figura del teletrabajo y que además ésta involucra elementos esenciales del contrato, en la medida en que requiere la aprobación del trabajador.


Habiendo revisado las características generales y los requisitos necesarios para implementar el teletrabajo en varios países de Latinoamérica, debemos concluir este escrito manifestando un punto fundamental y es que esta modalidad no solo comenzó a implementarse en la mayoría países, sino que se creó a raíz de una necesidad, pues no era muy común su uso.


Esta necesidad, como lo indicamos al inicio, surge debido a que era indispensable que los trabajadores de las empresas no se enfermaran con un virus potencialmente mortal y que las empresas no quebraran. Teniendo en cuenta lo anterior y según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), aproximadamente 23 millones de trabajadores migraron a esta modalidad.


A partir de ahora, el teletrabajo -o sus derivados-, deben seguir implementándose para atender nuevas necesidades que son distintas al Covid-19 pero que, gracias a este, nos percatamos de que existían. Con el tiempo nos hemos dado cuenta de que, en múltiples sectores y labores, desarrollar e implementar este tipo de modelos de trabajo puede ser muy beneficioso tanto para el bienestar del trabajador como para las finanzas del empleador.

Para conocer en detalle la regulación de cada uno de los países objeto de estudio, haz clic aquí.


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