Liderazgo, valor e importancia
Por Arturo Mejía, abogado y coach de liderazgo.
Constantemente en el mundo organizacional y de los negocios nos referimos al liderazgo, a su importancia y cómo los líderes son clave dentro del desarrollo de las estrategias, por eso se busca desarrollarlos dentro de las organizaciones. De esta manera, surge una muy interesante -y reiterada- pregunta: ¿Los líderes nacen o se hacen?
Mi experiencia me ha permitido forjar la idea de que los líderes se forman en el desarrollo de su ejercicio profesional y personal, a través de la generación de consciencia individual para proyectar su pasión, convicción y valentía, necesarias en un líder -desde su dimensión individual hacia la colectiva-, para que puedan movilizar a otros hacia la acción.
Cuando me refiero a la consciencia individual, me refiero a la capacidad en primer lugar de identificarse a sí mismo como persona, reconocer sus propios estados de ánimo, identidades y juicios sobre sí mismo y el contexto al que pertenece, para desde ese autoconocimiento pueda movilizar a otros hacia un determinado objetivo.
En mi ejercicio profesional como abogado laboral entendí que la búsqueda del equilibrio económico y justicia social es un buen comienzo para definir el liderazgo, su relevancia en el mundo de los negocios y en la sociedad. Posteriormente, al tener posiciones de liderazgo en áreas de Talento Humano entendí que el desarrollo de las personas, consolidando sus habilidades y fortalezas, es otro aspecto importante del liderazgo porque es lo que habilita mayor coordinación de acciones para cumplir los objetivos estratégicos, de nuevo, desde lo interno hacia el colectivo externo.
En un mundo dinámico como el actual, en contextos cada vez más inciertos y retadores (la pandemia del Covid-19 o el Metaverso, como ejemplos de este tipo de escenarios) la relevancia de las culturas organizacionales que fomenten el empoderamiento y que conecten emocionalmente propósitos individuales con el colectivo, se hacen cada vez más evidentes. Es por esto que el liderazgo tiene una importancia crucial en las organizaciones, porque es a través de una comunicación afectiva en ambas vías que somos capaces de movilizar a otros en un mundo cada vez más intercomunicado -que no es lo mismo que interconectado- dónde se asume muchas veces que el entendimiento de la estrategia organizacional es general, o que los intereses de los colaboradores (“Cocreadores”, haciendo extensivo el concepto mencionado en el podcast “Dos puntos al aire” de esta misma casa) son los mismos a lo largo y ancho de la organización.
Estudiando recientemente la ciencia de la felicidad, he comprendido que el bienestar integral es un trabajo constante que nos lleva a darle importancia a distintos aspectos de nuestra propia vida, y que considero son los mismos que los líderes más destacados de una u otra manera han cultivado para sí y para otros. Estos aspectos son el físico, emocional, relacional, espiritual e intelectual.
Un líder que cultiva para sí y para otros dichos aspectos, es una persona que contribuye a lo que podríamos denominar el balance de vida, dónde genuinamente se le da lugar a que otras personas conecten con su propio bienestar y propósito, para desde ello aumentar su creatividad, disfrute y productividad en cualquier actividad que desarrolle. No es ajeno a las compañías el concepto de empoderamiento, pero alcanzarlo no es tarea sencilla puesto que requiere de entendimiento, conexión y alineación entre estrategia organizacional, objetivos del rol y las tareas diarias.
Esto último, más allá de sonar sencillo y hasta obvio, es algo que se da a partir de líderes que son capaces de comunicar y conectar efectivamente los propósitos de vida de las personas con la razón de ser de cada organización, es la capacidad de hacer entender que los problemas y los objetivos no están por encima de las personas, la capacidad de transmitir que se hace parte de un colectivo que valora a cada individuo que pertenece a él, de hacer entender a otros que la tarea por más pequeña que parezca tiene una trascendencia en el resultado de manera directa o indirecta.
Hace unos años, tuve el enorme honor de aprender en Godoy Córdoba que buscar construir una mejor sociedad y un mejor país se hace desde la convicción de que nuestro rol es mantener una armonía en nuestro entorno y que ello requiere valentía para perseguir esas causas que aportan a nuestro propósito personal. Desde mi rol como abogado, como ejecutivo y ahora como músico y coach veo que el liderazgo inspira y moviliza hacia la acción y el gozo.
Para concluir me gustaría agregar que al igual que en la música, un instrumento puede sonar bien solo o también puede no entenderse lo que hace, pero cuando oímos la orquesta completa los sonidos se potencian, lo que parecía no tener sentido lo cobra, todo a través de la conexión que logra cada líder en su instrumento al conectar con otro y hacerlos brillar a través de su mismo actuar o interpretación del instrumento.
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