¿Cuáles son las habilidades y actitudes que deben tener los líderes de hoy?
Por Catalina García
La diversidad y los cambios ágiles, que se están llevando a cabo en la actualidad, exigen una rápida adaptación por parte de las empresas, las cuales requieren de nuevas habilidades y actitudes por parte de los líderes que las dirigen.
Es por esto que cada día se transforman y se incluyen habilidades y competencias claves dentro de los requisitos de búsqueda y/o actualización en los directivos. De modo que estas sean las que puedan transformar la manera de llevar a cabo un negocio.
Las habilidades se entienden como una fusión de aptitudes y destrezas enfocadas en una adecuada interrelación. Por eso, a medida que un negocio se vuelve cada vez más global y transversal, los equipos que están aislados se descomponen, la conectividad desmejora y el trabajo en equipo se vuelve indispensable para garantizar el éxito organizacional.
Según un estudio de The Harvard Business Review se conoció que, durante las dos últimas décadas, las actividades colaborativas entre empleados y líderes han aumentado un 50% en las empresas y por este motivo la capacidad de gestión de equipos de trabajo se ha vuelto crucial.
Por ende, las habilidades de liderazgo son indispensables, pues permiten al individuo tomar mejores decisiones en un marco de responsabilidad, asignar los recursos disponibles de manera más eficiente, planificar con acierto y gestionar a las personas desde la motivación, el entusiasmo y el compromiso.
Ahora bien, al momento de estar al frente de un equipo de trabajo es muy importante mantenerlo motivado y lograr una implicación máxima para alcanzar los objetivos propuestos, y por supuesto, esto se consigue adquiriendo las mejores destrezas de liderazgo.
Por esta razón, dentro de las habilidades más requeridas y potencializadas actualmente en las empresas se encuentran:
- Comunicación efectiva: debe ser considerada la competencia más importante para un buen líder, pues este debe estar en la capacidad de comunicarse con su equipo de forma exitosa para lograr de manera eficaz los acuerdos o negociaciones que se quieran alcanzar. Por ello, no solo es importante saber comunicarse, sino escuchar activamente, pues sin una buena capacidad comunicativa sería difícil desarrollar el resto de las habilidades.
- Inteligencia emocional y empatía: un buen líder debe ser siempre una persona empática para poder modular y adaptar su discurso, dependiendo de la persona o el entorno al cual se está comunicando. Es la capacidad de percibir lo que la otra persona siente, de ponerse en el lugar del otro y entender distintas experiencias o situaciones.
- Coordinación y gestión: ayuda a que no se produzcan vacíos de trabajo, a que los esfuerzos se alineen en la dirección correcta, se innove más, se identifiquen los problemas con mayor rapidez y se encuentren las mejores soluciones. Para incentivarla, se deben establecer técnicas y herramientas que sirvan de canal para dicha coordinación.
- Motivación e inspiración: uno de los objetivos de un buen líder debe ser motivar a su equipo y crear una inspiración lo suficientemente importante como para que el resto de los miembros sigan su ejemplo. Un equipo motivado no sólo trabaja a un rendimiento superior, sino que también es más feliz y ayuda a atraer y retener al mejor talento. Esto lo tienen más claro quienes optan por el liderazgo situacional, que no solo aumenta la motivación y el compromiso de su equipo, sino que también ayuda a construir un clima de confianza.
- Resolución de problemas: saber resolver problemas de forma eficiente permitirá al equipo de trabajo progresar con ritmo sobre los objetivos trazados por la organización. Se puede definir como la eficacia y agilidad a la hora de encontrar soluciones a los problemas surgidos. Aquellas personas con alta capacidad para la resolución de conflictos son capaces de actuar de forma proactiva, sin perder el tiempo y encontrando las soluciones más apropiadas para cada caso.
- Delegación: es una función básica y que todo responsable debería aplicar de cara a maximizar la obtención de los objetivos pactados, así como cuidar la salud y el bienestar, tanto del equipo de trabajo como del líder propio. Esta capacidad permitirá beneficios tales como: confianza, motivación, productividad y menos estrés.
- Planificación estratégica: está compuesta por diversas habilidades como la intuición, la creatividad y por supuesto la visión. Es la destreza para conocer el estado actual de la empresa, el equipo humano y los recursos de los que dispone para elaborar una “ruta” que permita alcanzar los objetivos establecidos a través de la toma decisiones y asignación de los recursos.
- Resiliencia: es la capacidad de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas. Un buen líder no puede permitir que los problemas y adversidades que se presenten le impidan trabajar ante situaciones difíciles. Por el contrario, debe sobreponerse de manera rápida para continuar trabajando. La resiliencia implica reestructurar los recursos psicológicos en función de las nuevas circunstancias y de las necesidades. De esta manera, no solo serán capaces de sobreponerse a las adversidades, sino que irán un paso más allá y utilizarán dichas situaciones para crecer y desarrollar al máximo su potencial.