El arte del diálogo social: un motor del crecimiento económico
Por Ernesto Rosales, coordinador de litigios en Barranquilla, para Asuntos Legales del Diario La República.
Recientemente, las miradas se han dirigido hacia una mesa de negociación singular: una alianza entre una compañía digital, una organización sindical y el Ministerio del Trabajo. Ante esta escena, surge una interrogante de suma importancia: ¿Cuál es el verdadero impacto del diálogo social en el crecimiento económico?
Para comprender mejor el alcance del diálogo social, es esencial tener en cuenta su definición por parte de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). La cual comprende cualquier conversación, negociación o intercambio de información que tenga lugar dentro de relaciones bipartitas (entre empresas y terceros) o tripartitas (que incluyen a representantes gubernamentales), con el objetivo de mejorar las condiciones económicas y sociales, ya sea en un sector específico o en toda una nación.
Sin embargo, el diálogo social va más allá de un mero intercambio de palabras; requiere de un compromiso genuino y una voluntad firme por parte de todas las partes involucradas, especialmente porque estos encuentros carecen de regulaciones específicas. Son las propias partes quienes definen el marco y las reglas que guiarán estas conversaciones. Así, cuando este compromiso está presente, como hemos observado en numerosos casos, el diálogo social se convierte en una poderosa herramienta para encontrar puntos en común y alcanzar acuerdos que beneficien a todos los implicados. Por ello, estos espacios merecen ser celebrados y exaltados, ya que no solo son ejemplos palpables de cooperación y entendimiento, sino que también pueden inspirar a otros a seguir un camino similar.
El papel del Estado en este proceso es igualmente relevante. Aunque no siempre participa directamente en las negociaciones, su labor consiste en crear un entorno propicio que facilite la interacción entre las partes, garantizando que esta se lleve a cabo de manera transparente, libre y abierta.
En los tiempos actuales, donde las expectativas de crecimiento económico son moderadas y los desafíos sociales se hacen más evidentes, es crucial que el gobierno continúe promoviendo estos espacios de diálogo y los intervinientes, por su parte, deben unir fuerzas para encontrar soluciones que impulsen la economía y mejoren las condiciones de vida de todos los ciudadanos.
La razón es clara: al fomentar el diálogo y la colaboración se facilita no solo la implementación de estrategias que estimulen la inversión, la innovación y la productividad sino la resolución de desafíos económicos y sociales emergentes, generando un crecimiento económico sostenible, que se traduce en más oportunidades de empleo, salarios dignos y una mejor calidad de vida para todos los habitantes del país.
En resumen, el diálogo social es mucho más que una simple conversación; es una fuerza poderosa que puede impulsar el crecimiento económico y el desarrollo social. En un mundo cada vez más complejo y desafiante, debemos recordar siempre que, más allá de los vaivenes políticos y económicos, todos compartimos un objetivo común: construir un futuro próspero y equitativo para todos. Y el diálogo social es la herramienta clave para alcanzar ese objetivo.
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