“Estar fuera del país te puede abrir mucho la visión que tienes de la vida y sacarte de la burbuja que habías venido construyendo”

Thursday, June 10, 2021

Paula Torres, Alumni de Godoy Córdoba, en esta entrevista nos cuenta cómo ha sido su experiencia luego de irse del país para continuar cumpliendo sus sueños en Canadá de la mano de su esposo, las situaciones que ha vivido a causa de la pandemia y los aprendizajes que ha tenido en este nuevo camino.

Para quienes no te conocen muy bien, cuéntanos un poquito acerca de ti, de los proyectos personales que tienes actualmente y de cómo fue ese paso por Godoy Córdoba.

Soy abogada laboralista. De hecho, muchos no saben que también soy abogada constitucionalista. Hice la especialización en derecho laboral y constitucional en la Universidad del Rosario y luego de eso empecé a trabajar con el Dr. Francisco cuando la Firma se llamaba Buriticá & Buriticá, en el 2011, más o menos hace 10 años. Empecé apoyándolos de forma temporal, pero terminaron contratándome. ¡Ahí aprendí un montón! Francisco es como mi ‘papá laboral’ y él lo sabe, la verdad lo quiero mucho.

Después de un tiempo, en el 2014, decidí irme de la Firma, quería probar el sector real y me fui para una empresa, pero volví a Buriticá en abril de 2015. En el 2016, cuando se fusionaron Buriticá y Godoy Córdoba, pasé al área de litigios exclusivamente y en el 2017 me nombraron coordinadora de litigios del Dr. Francisco.

El proyecto de venirnos a Canadá nació por un tema personal, yo quería estudiar fuera del país, siempre había sido mi deseo probar esa experiencia. Las únicas vivencias en el exterior habían sido viajes por vacaciones, pero ya organizada y casada pensaba: “bueno, me voy y vuelvo”.

En el 2018 mi esposo y yo dijimos “vámonos a vivir a otro lado”, y dentro de las opciones que miramos Canadá nos llamaba mucho la atención. Duramos casi un año haciendo todo el papeleo, nadie sabía, ni siquiera nuestra familia. Cuando a mí me admitieron en la universidad, fue cuando empezó todo.

Yo quería contarle al Doctor Francisco con cierto tiempo de antelación porque sabía que conseguir un reemplazo de coordinación de litigios era demandante. Recuerdo que le conté en noviembre de 2018 y salí de Godoy en febrero de 2019. Empezamos a vivir acá desde abril de ese año. ¡Ya llevamos dos años aquí!

Siempre quise seguir estudiando algo relacionado con derecho, pero las opciones se limitan al irse a vivir a otro país. Entonces, tomé la decisión de hacer una especialización en Gerencia de Recursos Humanos. Terminé el año pasado, y ha sido toda una aventura, esta es una transición que ha implicado paciencia y tiempo. Como en todo proceso, hay cosas que puede que no te salgan tan bien desde el inicio, pero con fortaleza y el apoyo de mi familia hemos salido adelante.

Algo que me pasó y que fue muy duro para mí, fue que, cuando terminé de estudiar en abril del año pasado todo estaba cerrado y conseguir trabajo estaba súper difícil. Antes de la pandemia, la tasa de desempleo en Canadá estaba por debajo del 5%. Llegó la pandemia y alcanzó el 20%, ¡Eso fue una locura!, pero finalmente logré conseguir empleo y estoy trabajando desde el año pasado.

A pesar de que estudié Recursos Humanos, el Derecho me gusta mucho, y tengo planeado homologar la carrera acá para poder ejercer. No es un proceso fácil, ni rápido, pero hay facilidades cuando eres residente. Ese es mi proyecto a mediano y largo plazo: poder ser abogada aquí en Canadá.

 

¿Qué crees que ha sido lo más enriquecedor de esta experiencia internacional?

¡Muchas cosas! Generalmente das por sentados muchos temas en tu vida, por cómo ha sido siempre. Acá estamos en una ciudad en la que hay muchos parques, muchas zonas verdes y senderos para caminar. Es algo que he disfrutado mucho. En Colombia, caminaba con mi perro muerta del susto y para muchos él era un medio de disuasión, la gente incluso se le alejaba.

Aquí se me han abierto muchas perspectivas. El haber estudiado Recursos Humanos, y no propiamente Derecho, me permitió conocer mucha gente con historias que no eran posibles desde una mirada exclusivamente enfocada en lo legal y las leyes. Tuve compañeros de estudio jóvenes, recién graduados, recién llegados a Canadá a iniciar su profesión, así como gente que estaba cambiando de carrera; gente que tenía 40 o 50 años estudiando. Eso me pareció muy bonito. Gente con mucho valor empezando desde cero. Conocí a una señora que llevaba 20 años ejerciendo como trabajadora social y llegó a un momento de su vida en el que necesitaba buscar un cambio.

Ese tema de estar fuera del país te puede abrir mucho la visión que tienes de la vida y sacarte de la burbuja que habías venido construyendo. En el mundo laboral uno a veces se ‘encapsula’ mucho en ciertas cosas y no ve más allá. En esta experiencia incluso tuve la oportunidad de conocer una persona de Tombuctú. Una región en Malí que ni había visto en el mapa. Ese intercambio de ideas y culturas me ha parecido muy bonito.

¿Qué ha sido lo más retador de adaptarte a una cultura que particularmente es tan distinta?

A veces soy un poco impaciente y estaba acostumbrada a que, si las cosas salen, salen ya. Al comienzo cuando iniciamos todo este proceso, las cosas se dieron muy rápido, y cuando llegamos nos encontramos con que los procesos aquí son más lentos. No es que sea negativo, de hecho, me parece buenísimo, pero sí estaba acostumbrada a correr y a un ritmo de trabajo acelerado en el que no paraba.

Otra de las cosas que me han dado duro es el tema de no ver a mi familia. Finalmente, lo que más extrañas es la gente. Particularmente me ha pasado que no extraño la dinámica de Bogotá, pero sí nos hace falta poder ver a nuestros papás y hermanos. Teníamos la ilusión de que nuestros padres pudieran venir el año pasado, y el Covid-19 obviamente le trancó los sueños y los planes a todo el mundo. La pandemia ha cambiado el chip en muchos sentidos.

El año pasado era un bombardeo de noticias sobre la pandemia en Canadá y en Colombia. Por esta razón, en la universidad llegó un momento en el que nos recomendaron limitar el uso de las redes sociales y el consumo de noticias, porque estaba afectando la salud mental. Debo reconocer que al comienzo fue duro y ‘me iba enloqueciendo’. Veía crecer los casos acá, también en Colombia y yo pensaba “¡Dios mío, mis papás, mis hermanos!”.

Desde la perspectiva laboral, siendo Canadá un país con una realidad distinta a la nuestra, ¿qué oportunidades y prácticas identificas allá que se puedan aplicar acá?

Me ha pasado al contrario. Me preguntaba por qué acá no se hacía algo de tal manera, si en Colombia lo hacemos así.

Pero acá, por ejemplo, el sistema de salud es universal y gratuito. No pagas un centavo, no tienes que hacer ningún aporte, no haces copagos, si tú eres beneficiario del sistema de salud no pagas nada. Solo una parte de las medicinas y algunos procedimientos que no están incluidos. Eso sería algo que en Colombia podría implementarse, aunque obviamente esas cosas de factibilidad habría que verlas.

Otra cosa que aprendí acá, que es totalmente diferente en Colombia, es que las demandas contra el empleador por culpa patronal no existen. Aquí no se puede demandar al empleador por culpa patronal porque el empleador asegura esos riesgos. Yo creo que es hasta un tema para evitar congestión judicial. Digamos que la premisa que utiliza la ley es, si ya lo está asegurando el empleador no interesa si hay culpa o no del empleador. Lo que sí puede haber son sanciones por parte del Ministerio de Trabajo en contra del empleador cuando hay culpa y no se llevaron a cabo los procedimientos de salud correspondientes. Es algo que en Colombia podría aplicarse porque finalmente allá también se aseguran esos riesgos a través de la ARL.

Cosas que hay en Colombia y que no hay acá, por ejemplo, el pago de las incapacidades. Aquí puedes acceder a beneficios que ofrece el Gobierno, pero no es como en Colombia que sí está más regulado, y es un tema del que se quejan mucho en Canadá. Hasta ahora, a raíz del Covid-19, los trabajadores tienen derecho a 3 días pagos por incapacidad. Acá te enfermas y debes hacer un montón de trámites para poder acceder a los beneficios, pero termina siendo más engorroso para el trabajador y finalmente la gente ni lo pide. Otro ejemplo son las prestaciones sociales, que prácticamente no existen. En lugar de las cesantías, acá hay seguro de desempleo.

Así mismo, trabajando me di cuenta de que son muy pragmáticos. Es decir, si cuesta tiempo o cuesta dinero es mejor no hacerlo, y se busca una solución para saltar el proceso. Aquí tratan de sacar el mayor provecho, porque finalmente las jornadas no son muy largas. El empleador trata de que en ese tiempo seas lo más productivo posible.


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